En un mundo cada vez más conectado, la compatibilidad electromagnética (EMC, por sus siglas en inglés, Electromagnetic Compatibility) es un requisito imprescindible para los nuevos vehículos y, sobretodo, para los vehículos eléctricos, con conducción autónoma, transmisión eléctrica, etc.
La compatibilidad electromagnética (EMC), también conocida como CEM, es la aptitud de un dispositivo, aparato o sistema para funcionar en su entorno electromagnético de forma satisfactoria y sin producir perturbaciones electromagnéticas intolerables para cualquier otro dispositivo situado en el mismo entorno.
Se le llama perturbación electromagnética a cualquier fenómeno electromagnético que puede afectar de manera negativa al funcionamiento de un dispositivo, equipo o sistema.
El origen de las ondas electromagnéticas puede ser muy variado:
- Emisoras de Radio
- Emisores de Televisión
- Teléfono Móviles
- Walkie Talkie
- Radares
- Cortocircuitos
- Conexiones a Tierra imprevistas
- Reguladores Electrónicos
- Rayos
- etc.
En el caso de un automóvil moderno, este puede tener más de 200 unidades de control en su interior. Esto equivale a más de 5 kilómetros de cables. De esta forma, la compatibilidad electromagnética debe garantizar que los componentes electrónicos instalados en el vehículo no causen ninguna interferencia que pueda provocar errores o daños a otros vehículos o dispositivos.
Para ello, todos los fabricantes de vehículos deben seguir unos estándares básicos, por lo que existen ciertas normas y regulaciones que deben cumplir.
Por otro lado, en el ambiente también puede haber ondas electromagnéticas que lleguen al vehículo y afecten a sus sistemas electrónicos. Por tanto, los automóviles deben estar bien diseñados con el fin de asegurar que su electrónica junto con las funciones particularmente importantes como el control del motor y los sistemas de asistencia a la conducción no se vean afectados.
La EMC será cada vez más importante a medida que la electrónica de los vehículos avance. De esta forma, los más probable es que la normativa sea más exigente con el paso de los años y el progreso de la tecnología.